SEDUCIR AL CEREBRO
Antes de empezar a escribir busqué en Google el título de este post.
¡Cerca de 3.950.000 resultados en 0,34 segundos!
Sólo de ver el resultado me cansé. Me agoté. Y aún así eché un vistazo rápido. Sin pasar de la tercera página, que ahí ya es territorio oscuro y es a partir de donde me situaré con este post.
Lo más importante. Lo más relevante que ofrece mi búsqueda es el #Neuromarketing. Cientos de #coach que quieren mostrar cómo manejar un cerebro humano para venderle cosas a su portador. Caras felices. Rostros risueños. Aspecto de éxito. Metas alcanzadas. Autorrealización. Seguridad en saber guiar sus propias vidas y apoyar a las de los demás. Pletóricos de utilizar la seducción para intereses comerciales. Para vendernos cosas que no necesitamos. Para quitarnos el dinero. Para perder ilusión en la verdadera seducción.

Tanto en #arte como en #creatividad nos encontramos inmersos en un mundo lleno de palabrería. Estamos abrumados por avalanchas de libros, artículos, tesis doctorales, conferencias, guías, conferencias, webinars, videos y demás formatos y soportes que pretenden informarnos y aleccionarnos sobre cómo seducir al cerebro. Para qué hacerlo. Cuándo. Cómo. Y porqué. Una maraña de información que nos abruma y nos hace sentir ignorantes ante “expertos” en la materia.
Estamos perdiendo el sentido de observar la realidad. De contemplar el mundo. De vivir la vida a través de nuestros sentidos. A través de nuestra propia percepción. Sí. Estamos perdiendo a pasos agigantados nuestra capacidad innata de entender nuestro entorno. De sentirlo y convivir con él. Lo estamos sustituyendo por un conformismo perceptual de qué debemos consumir para vivir y no de qué debemos vivir para sentirnos bien.
EL MIEDO
Son muchas las marcas que nos “seducen” indicando que sólo quedan dos productos en stock, que sólo quedan unos pocos cupos para ese taller o seminario, etc. Marcas que juegan con lo que mejor vende a todos los niveles de nuestra vida, el miedo.
